lunes, 4 de abril de 2011

Que fácil parece a veces enamorarse.

- Eres increíble chaval.
- ¿Tú crees? – se reía a carcajada limpia mientras ella lo miraba con cara de enfadada,
- A mi no me hace gracia, así que no te rías tanto. No sé si sabes que me jode verte tan bien con ella, que no tengo que meterme ahí porque no me llaman, pero ya me tragué mil veces el orgullo y los enfados. También te perdoné que pasaras de mi culo cuando te llamaba y me ignorabas.
- No sigas, me voy a partir de risa. – Tenía los ojos brillantes, pero de la risa que le había entrado, ella estaba cada vez más furiosa.
- No soporto que seas así, no sé como puedo aguantar tanto. ¡Olvídame!
- Porque me quieres y sabes que te quiero, me pides que te olvide y sabes de sobra que ni soy capaz ni tengo ganas de hacerlo. Porque puedo llevarme bien con mil mujeres, pero ninguna llegará a conseguir lo que tú me haces sentir. Y no creas que esta risa es porque me ría de ti. Me río de tu cara de enamorada enfadada, es preciosa.
- No puedes arreglarlo tan fácilmente…
- Sabes que sí puedo, porque sabes de sobra que yo a la que amo es a ti. Que me río de tus celos, que a mí esa no me importa.
- Eres… - Él le tapó los labios, la acercó a su cuerpo, ella se dejó, no puso resistencia porque sabía desde el principio que caería rendida ante él. Se había dado cuenta que todo lo hacía a propósito, porque le gustaba verla enfadada.
- Te quiero – le dijo él. – Y nadie podrá cambiarlo.
- Yo también, aunque a veces desee matarte. – Ella sonrió.
- Pues yo comerte.


                                                           

No hay comentarios:

Publicar un comentario